Habían pasado algunos meses desde aquel mágico encuentro, entre idas y venidas el se jugó y le propuso formalizar la relación.
Aún era pronto para un casamiento, pero podrían empezar por compartir castillo (y ver que onda)... idea que a ella le agradaba enormemente.
Para dar ese paso debían también formalizar la relación frente a la pequeña que hasta ese momento solo los pensaba/veia/sentía como amigos.
Durante esos meses la pequeña se había divertido enormemente, le gustaba salir, ir al zoologico, ir al cine, a la plaza, todo, todo, era perfecto con ellos.
Pero este príncipe (una vez más) iba a abrir su bella boca para nombrar las palabras mágicas..aunque esta vez a la inversa.
"Pequeña, ella y yo dejamos de ser amigos, ahora somos novios"...posteriormente vinieron las cuestiones del amor, la gente grande, estamos solos y bla, bla, bla...pero esa personita había dejado de escuchar, en ese momento se podía leer en su mente MI PAPÁ TIENE UNA NOVIA, O SEA YO TENGO UNA MADRASTRA!.
Y a partir de ese momento nada volvió a ser lo que era...